martes, 8 de mayo de 2012

CRI CRI


Noche de miércoles. Hoy es fiesta en toda España y yo aquí, junto con mi compañera, de guardia. Sólo estamos dos en toda la sala. Es lo que tienen los festivos.
Decía un antiguo sabio, que en festivo sólo trabajan las putas y los gilipollas. Supongo que el gilipollas es el compañero que está de baja y al que me toca cubrir. O eso quiero pensar.

He bajado a por una cocacola y una barritas de esas BIO no se qué, para no engordar que quería mi compañera. Que todo hay que decirlo, más que comer barritas lo que no tenía que comer son esas hamburguesas que se come la cabrona. Que pesa cada una kilo y medio.

Total, que cuando he subido no estaba. He pensado que estaría en el baño, la muy hipopótama. Pero cuando han pasado 45 minutos ya me ha empezado a mosquear. Lo mismo se ha dormido, y no voy a estar yo aquí sólo haciendo el primo con mi trabajo y el suyo.

He ido al baño a ver si daba señales, pero después de preguntar si estaba y entrar por si le había pasado algo, no he encontrado ni rastro. Qué cosas más raras.

He llamado a su teléfono, pero ha sonado dentro de su bolso. Ya no tenía más maneras de localizarla más que llamando a seguridad, que poco más y se ríen de mí por perder una compañera. Total, que me han dicho que no había salido del edificio, y por las cámaras no veían nada.

Han pasado ya 3 horas y sigo sin noticias de mi compañera. Jamás me había pasado nada tan extraño. Y para colmo, juraría que estoy escuchando un grillo. Se debe haber colado por la ventana o algo y me está martilleando.

O me estoy volviendo loco o estoy escuchando cada vez más grillos, y el ruido se hace más continuo. Me estoy poniendo muy nervioso. No aguanto ese sonido.

Creo que lo tengo debajo, y me empieza a picar todo. Voy a levantar el falso suelo a ver lo que me encuentro, porque esto es inaguantable.

Cuando lo levanto, la visión es atroz. El cuerpo de mi compañera está totalmente destrozado y apenas puedo reconocerla más que por la ropa, todo cubierto por cientos, o miles de grillos, escarabajos, gusanos y un montón de bichos más. Vomito ante lo que estoy viendo. Mi cabeza empieza a dar vueltas y comienzo a marearme.

A duras penas, con la visión borrosa, consigo ver como se levantan decenas de baldosas del falso suelo, saliendo de ellas oleadas de bichos en mi dirección, a la vez que comienzan a crepitar y apagarse las luces. Creo que ya sé lo que le pasó a mi compañera.

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